MARRUECOS (Marrakech y Aghmat) 04,05,06 de octubre 2024
ESPAÑA (Sevilla y Carmona) 25,26,27 de octubre 2024
PORTUGAL (Silves y Loulé) 28,29,30 de octubre 2024

PROGRAMA completo en ESPAÑOL Mrc+Sp+Pt

A lo largo de la historia, el estrecho que une las dos orillas del Magreb y al-Ándalus ha ejercido como un enlace vital entre continentes, fomentando el intercambio cultural y la comunicación entre diversas civilizaciones. Este estrecho ha dejado una profunda huella en la conciencia colectiva de los pueblos que habitan la cuenca occidental del Mediterráneo, trascendiendo desde la protohistoria hasta la era moderna a lo largo de milenios.
No se puede subestimar cómo el equilibrio de los tres entes que se formaron en la región, al-Magreb, Ifriqiya y al-Andalus, se vio trastocado debido a las profundas transformaciones que marcaron la Ecúmene en el siglo XI d.C. Esto desencadenó la desintegración de los Estados y la fragmentación de las naciones, conocida en los registros de la época como los beligerantes reinos de taifas.
Desde las ruinas y el frenesí de conflictos que casi aniquilaron los logros de la civilización y corrompieron sus estructuras, deteniendo el avance del progreso, emergió en el corazón del desierto del Sáhara, a mediados del siglo XI, la iniciativa de los Almorávides para restaurar el equilibrio perdido. Esta iniciativa se convirtió en una de las entidades unificadoras más significativas de ambos lados, conocida como la dinastía de los Almorávides.
Este proyecto llegó a su culminación a través de una segunda iniciativa surgida desde las laderas del Alto Atlas en Tinmel y la vibrante ciudad de Marrakech. Logró extender su influencia civilizadora por toda la cuenca occidental del Mediterráneo, unificando en una única entidad a al-Magreb, Ifriqiya y al-Andalus. Esta hazaña histórica se conoce hoy como la dinastía de los Almohades.
Los monumentos históricos, los vestigios arqueológicos y la herencia escrita del Magreb y al-Andalus evidencian el notable nivel de civilización alcanzado durante el reinado de estas dos dinastías bereberes. Desde la solemne mezquita de Tinmel y la emblemática mezquita Koutoubia en Marrakech, hasta la imponente torre Hassan en Rabat, la exquisita mezquita almohade en Sevilla y las sólidas alcazabas de Silves y Mértola en Portugal, además de numerosos edificios que incluyen fortalezas, palacios y baños repartidos por las dos orillas del Estrecho, todos ellos conforman un legado arquitectónico invaluable.
Permanece como una de las responsabilidades más significativas para los historiadores, arqueólogos y arquitectos en Marruecos, España, Portugal y otros países de la cuenca occidental del Mediterráneo, así como para las autoridades, colaborar entre sí para estudiar y preservar esta herencia compartida, la cual continúa atrayendo a visitantes de todo el mundo. Es un deber honrar el legado de nuestros ancestros y elevarlo al nivel que merece, concentrando los esfuerzos en establecer conexiones a través del Estrecho, para que vuelva a desempeñar su papel histórico como motor del desarrollo.